Las piezas claves de la influencia de Irán en Nicaragua

Un jeque iraní y un centro de difusión de la cultura islámica son dos de las piezas claves que Irán ha desarrollado en Nicaragua desde la profundización de las relaciones bilaterales.

El gobernante iraní, Ebrahim Raisi junto al dictador nicaragüense, Daniel Ortega, en su visita a Managua.

Las “relaciones estratégicas” entre Nicaragua e Irán, definidas por el presidente

Ebrahim Raisi durante su primer día de visita en el país centroamericano, tienen un

asidero que ha venido forjándose desde el 2007. Se trata de dos mecanismos de

promoción de la religión, la cultura e influencia persa que poco a poco va ganando

adeptos entre los nicaragüenses.

El presidente iraní Raisí se encuentra en Managua, procedente de Venezuela, y ha

sostenido reuniones con Daniel Ortega. En su primer acto público, ambos mandatarios

ofrecieron declaraciones políticas, principalmente contra los Estados Unidos. El

portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, calificó la visita de Raisí a

Venezuela, Nicaragua y Cuba, como “desestabilizadora y contraria a los intereses de la

región”.

Sin embargo, la influencia iraní en Nicaragua tiene 16 años de desarrollarse bajo la

sombra del gobierno autoritario de Ortega. Para ello, Irán usa dos medios. El primero

es la promoción de la religión islámica, bajo la coordinación de un imán que lidera la

mezquita construida en el reparto San Juan de Managua y que, a través de contactos

empresariales y políticos de la comunidad musulmana, habría logrado alcanzar a

operadores y funcionarios del gobierno de Nicaragua. El segundo es un organismo no

gubernamental que fue creado y financiado por la misma embajada de Irán en

Managua.

Lo anterior se desprende de observadores expertos y dos miembros de la comunidad

musulmana en Managua que, por obvias razones, solicitaron el anonimato por

seguridad. Sin embargo, como explican los expertos, existe una nebulosa de

considerable tamaño que no deja ver con claridad la dimensión esta influencia iraní, por

la falta de datos e información oficial que no existe públicamente por el secretismo del

régimen nicaragüense.

La Mezquita del Reparto San Juan, en Managua, Nicaragua.

Un imán iraní

El jeque Nasef, como se le conoce al imán de la mezquita del reparto San Juan,

ubicada cerca de la Rotonda Universitaria, habría jugado un papel importante para

profundizar esa “relación estratégica” de la que habla el presidente iraní. Según las

fuentes, tanto el religioso como algunas ONG que promueven el islam, son usadas

para “abrir canales de comunicación extraoficiales” con el gobierno de Ortega y “agilizar

las diligencias de los asuntos oficiales”.

Un reporte del The Wall Street Journal, escrito por Steve Stecklow, en el que indaga si Irán habría

financiado la construcción de esa mezquita en Managua, destaca declaraciones de

miembros de la comunidad musulmana nicaragüense que lo niegan, mientras afirman

que el principal capital provino de un empresario hondureño. Sin embargo, al identificar

al empresario como Yusuf Amdani, éste no descarta esa posibilidad.

“No dudaría que hayan dado algo de dinero para ayudarles”, dijo Amdani al referirse a

un posible financiamiento de Irán para la construcción del centro religioso, según el

reporte de Stecklow.

Quizás debido a este financiamiento iraní, es que tras la primera visita de Mahmud

Amadineyad, primer presidente iraní en visitar Managua en el 2007, Nicaragua aceptó

el cambio del imán de esa mezquita. Antes del jeque Nasef, la mezquita musulmana

era liderada por el jordano Abdel Kader.

De acuerdo con una de las fuentes consultadas, Irán habría presionado a Ortega para

que se permitiera el cambio del imán por Nasef, aparentemente originario de Teherán y

musulmán shiíta, a pesar de que la mayoría de la comunidad islámica en Nicaragua

son musulmanes sunitas. Desde la muerte del profeta Mahoma, ambas facciones del

islam difieren fundamentalmente en quién debió ser el sucesor del profeta.

Desde el establecimiento de la mezquita en Managua, los creyentes musulmanes han

ido en aumento. De acuerdo con el último censo nacional realizado por el gobierno

nicaragüense en el 2015, los musulmanes eran 300, la mitad de ellos nicaragüenses y

el resto descendientes y originarios de Palestina, Jordania y Pakistán.

Sin embargo, para el 2018 habían crecido a unos 1,500 creyentes, aunque este

número proviene de fuentes no oficiales.

Un grupo de musulmanes nicaragüenses durante un servicio religioso.

La promoción del islam

Para la promoción de la religión, la embajada de Irán en Managua financió para crear el

Centro Cultural Islámico Nicaragüense, cuyo nombre es similar a otra ONG que los

musulmanes nicaragüenses ya habían fundado para este fin: la Asociación Cultural

Islámica Nicaragüense.

La creación del centro provocó inconformidad entre la comunidad musulmana

nicaragüense. Por eso, a los pocos años de haberse creado, fue cerrado. Sin embargo,

según las fuentes consultadas, existe un esfuerzo paralelo por continuar con la

promoción de la cultura persa.

Lo anterior está en sintonía con lo expresado en su twitter por el canciller iraní Hossein

Amir-Abdollahian, en el sentido que “la visita del Dr. Raisí, el excelentísimo presidente,

a los tres países como Venezuela, Cuba y Nicaragua del 11 al 14 de junio es un paso

práctico en la dirección de extender la cooperación con los países de esta región…”.

A pesar de que Irán ha suscrito numerosos acuerdos bilaterales que beneficiarían a

Nicaragua en desarrollo de infraestructura, comercial e industrial, por un monto arriba

de los mil millones de dólares. Solo en el 2022 se suscribieron 18 convenios más. Una

revisión de la inversión iraní en Nicaragua y del intercambio comercial entre ambos

países, demostró que no existen tales. Sin embargo, Irán parece estar más interesado

en promover una influencia

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