El esperado escrutinio especial de las elecciones generales de Honduras aún no inicia con normalidad, pese a que el Consejo Nacional Electoral (CNE) lo anunció como paso clave para definir al vencedor presidencial; la situación ha generado controversia, denuncias de presiones y un aumento de la incertidumbre institucional.
La presidenta del CNE, Ana Paola Hall, sostuvo que las actividades preparatorias están en marcha y que el organismo tiene hasta el 30 de diciembre para proclamar un ganador definitivo, pero hasta este domingo el recuento no arranca de forma efectiva, lo que extiende el vacío de resultados oficiales.
Cossette López, consejera del órgano electoral y figura central del proceso, afirmó que ha recibido fuertes presiones políticas para actuar al margen de la ley y favorecer resultados particulares, lo cual ha denunciado públicamente.
López aseguró que no cederá a “coacciones ilícitas” ni quebrantará procedimientos legales, y defendió el escrutinio especial como indispensable para concluir el proceso electoral, aunque reconoció un ambiente de confrontación creciente.
Organismos opositores y sectores de la sociedad han cuestionado la falta de transparencia y la lentitud del CNE, mientras el Congreso hondureño llegó a anunciar que podría no validar los resultados si persisten irregularidades, afirmación que agrava la tensión política en el país.
El recuento especial se centra en miles de actas con inconsistencias y es clave para dirimir la estrecha diferencia entre los candidatos principales, en un proceso que ha dejado sin proclamación de presidente semanas después de los comicios.
Además, el candidato nacionalista Nasry Asfura ha instado a que el escrutinio se transmita públicamente para fortalecer la confianza en el resultado y reducir sospechas de manipulación, llamando a la participación de observadores civiles y medios.
Este escenario coloca a Honduras en una fase crítica de su vida democrática, con el escrutinio especial como eje para definir la legitimidad del próximo gobierno, mientras organismos internacionales y la ciudadanía observan de cerca los pasos de un proceso que ha marcado la política centroamericana.
