Nicolás Maduro en salmuera

Por Pedro Corzo, periodista cubano.

Nicolás Maduro, dictador de Venezuela.

Por supuesto que es una especulación, pero tengo la percepción de que el déspota venezolano le ha llenado el gorro de guizazos, una expresión cubana que refleja hartazgo, a personalidades muy importantes con recursos suficientes para derrocarlo y hasta encarcelarlo.

Otra percepción es que hay dictadores muy malos, pero tienen la suerte de serles simpáticos a esos factores de poder como pasaba con Fidel Castro, a quien nunca el rey Juan Carlos I de España mandó a callar como sí le hizo al insoportable Hugo Chávez con el inolvidable y apropiado “¿Por qué no te callas?” el 10 de noviembre de 2007, por interrumpir frecuentemente a su jefe de gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en la actualidad, un fiel asalariado de Nicolás Maduro y de otros déspotas, en una Cumbre Iberoamericana.

Retomando el tema y reconociendo antes que todo que los tiempos han cambiado radicalmente y que las voluntades imperiales por muy republicanas que sean tienen que arroparse bien, no descarto, tampoco digo que vaya a ocurrir, que Estados Unidos aliado con más de una nación latinoamericana y el respaldo de sectores venezolanos que viven la agonía destructiva que sufre el país, le cobre a los criminales venezolanos en el gobierno todas sus tropelías, algunas de las cuales afectan profundamente a la sociedad estadounidense como el narcotráfico.

El presidente Donald Trump en su primer mandato ofreció una recompensa de 15 millones de dólares por Nicolás Maduro, luego, el presidente Joe Biden la escaló a 25 millones la que ha sido duplicada por Trump en este ejercicio presidencial, llevando la recompensa por criminales a una cantidad sin precedentes, el doble de lo que se ofreció por el terrorista global, Osama Bin Laden.

Por otra parte, Washington distinguió al Cártel de los Soles como una organización terrorista y a Maduro como su jefe, un señalamiento que incluye además de sanciones económicas, la exigencia de que los bienes e intereses de las personas designadas que se encuentren en EE. UU. o bajo el control de personas estadounidenses, sean bloqueados e informados a la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC).

A todas estas hay que atribuirle una particular importancia al hecho que la secretaria de Justicia de Estados Unidos acusó al capo Maduro de utilizar miembros de cárteles para traer “drogas mortales y violencia a nuestro país… agregando que es uno de los narcotraficantes más grandes del mundo y una amenaza para nuestra seguridad nacional”, un aspecto determinante para que la Casa Blanca actúe contra quienes sindica de delincuentes.

El resultado es que Estados Unidos está desplegando 4,000 agentes, especialmente infantes de Marina, en aguas latinoamericanas y del Caribe para combatir a los cárteles del narcotráfico, además de endurecer su presencia con aviones de reconocimiento, destructores equipados con misiles y un submarino nuclear, maniobra que en opinión del escritor José Antonio Albertini tiene el objetivo de forzar a los militares venezolanos para que actúen contra Maduro.

En honor a la verdad tal despliegue tiene mucho de militar y poco de policial, si consideramos el reciente despliegue frente a Venezuela de un escuadrón anfibio, fuerza que bien podría servir de avanzada de una operación mucho más compleja, si consideramos que los infantes de marina, como he leído y muestra la historia, tienen como objetivo “llevar a cabo operaciones expedicionarias y anfibias mediante armas combinadas, implementando sus propias fuerzas de infantería, artillería, fuerzas aéreas y de operaciones especiales”, los infantes de marina y los destructores son una novedad, entiendo, en la lucha contra el narcotráfico.

Por demás está destacar que no es habitual que se confisquen propiedades a mandatarios en ejercicio y según declaraciones de la propia secretaria de Justicia, a Maduro le han sido embargados bienes por más de 700 millones de dólares, una cifra más que notable que evidencia el talento para hacerse millonario de un simple conductor de autobús o la falta de escrúpulos morales de estos enemigos del capital que ellos no poseen.

A fin de cuentas, la situación de Nicolás Maduro, junto a sus asociados más notables, entre otros, el verdugo de Diosdado Cabello y los hermanísimos Jorge y Delcy Rodríguez, es bien complicada, así que es de esperar, que, en el mejor de los casos, tengan una celda reservada en cualquier rincón de mundo, con preferencia en la base naval de Guantánamo.

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