Pueden darse muchas explicaciones. E inventarse mentiras para justificarse; pero es inevitable el análisis crítico que explique por qué el Partido Libertad y Refundación (PLR), perdió las elecciones. Perdió el Poder Ejecutivo; disminuyó su presencia en el Congreso; y redujo el número de alcaldías que había conquistado en la campaña de 2021, en la que fuera aliado con Nasralla.
Para triunfar el PLR debía pasar tres pruebas: 1. Lograr que el pueblo aprobara la gestión del gobierno de Xiomara; 2. Acoger como suya a Rixi aceptando que era la que mujer que defendería los intereses de todos o la mayoría de los grupos y sectores nacionales. Además, conseguir que los electores validaran la gestión de diputados y alcaldes, confirmando que habían trabajado defendiendo los intereses colectivos. Y, 3: que el “relato político”, enganchara con las necesidades de los electores, que encontraban en la continuación del régimen, la seguridad que las cosas irían mejor que hasta ahora.`
El gobierno de Xiomara ha sido muy malo. La percepción general es que careció de dirección; y que Xiomara no fue la líder que el país necesitaba para dejar atrás un periodo ingrato en donde no se hicieron las cosas bien. El discurso de Xiomara – de alguna manera hay que llamarlo – fue una cansada repetición de ataques a sus antecesores, quejas por lo que le hicieron a su marido, celebración de líderes extranjeros que no eran populares; y además, propuestas que nunca explicó: que era la “refundación de la patria”.
La estrategia de aislarla para evitar que cometiera errores, la alejó del pueblo. No dio una entrevista a los periodistas, nunca recibió en Casa Presidencial a los líderes de los grupos socio económicos; y en los casos en que la tragedia golpeó a los compatriotas de la Costa Norte; o se cayeron las casas de la Colonia Guillén, nunca la vimos, interesándose por la suerte de sus compatriotas. Dio la impresión que no le interesaban los hondureños.
Además, organizó el peor gabinete que se recuerde. Personas improvisadas, más leales que competentes que al final, no dieron resultados: las carreteras no fueron atendidas – especialmente las de la Costa Norte – el sistema de salud no mejoró; y la ministra de Salud tuvo un comportamiento rural haciéndonos creer que era su voluntad servir; y no una obligación como mandan las visiones democráticas.
El sistema educativo fue descuidado. Solo se dedicaron a ensayar prácticas de adoctrinamiento que al final no sirvieron para llevar a votar a los padres de los niños liberados de las garras de la ignorancia.
La política exterior fue equivocada: se alejó del aliado tradicional; y se lanzó al vacío, buscando arreglos en lo que no se logran resultados de la noche a la mañana. La destrucción del Servicio Diplomático Profesional empujo al país a la improvisación, al ridículo y a la mofa. Cuando tuvieron la oportunidad de dirigir CELAC, Xiomara no pudo disimular su falta de competencia y de sentido común.
La elección de la candidata presidencial no fue fruto de una negociación con los diferentes sectores del PLR, sino que voluntad del Coordinador que actúa más como dueño de hacienda que como líder democrático. Ello ahuyentó a los mejores líderes que no se rindieron a la lealtad ganadera exigida por Mel.
Rixi no pudo mostrarse cercana, simpática, afable; y con voluntad de servirnos a todos. Manejó un discurso negativo, atrayéndose la animadversión de los sectores independientes sin los cuales es imposible ganar las elecciones. No abrió puertas. No estrechó manos. Alzó puños amenazantes; y en vez de la brisa esperanzadora, puso en evidencia sus odios familiares y su amargura natural.
Y al final, el discurso que manejó el PLR no estuvo articulado con las necesidades, deseos y aspiraciones populares. Ignoramos como lo diseñaron. No hay respuestas a los problemas básicos: inseguridad individual y colectiva, desempleo y seguridad social, fortalecimiento del estado de derecho para dar seguridad a la inversión; y mucho menos, anticipación que una vez en el gobierno, las cosas mejorarían. Fue más de lo mismo. Y lo mismo, era malo.
Al fallar el resultado es natural: fracaso total, perdida de lo ganado; y ubicación en la antesala de la muerte. Si no se rectifica en forma total, cambiando de Coordinador y candidatos, el PLR está llamado a terminar sus días pronto en una fosa común en el cementerio frente de la Basílica de Suyapa.
Mel más que Rixi, perdió las elecciones. Confirmó que ni siquiera en el 2005 ganó por sus méritos. Es un perdedor.
