Honduras: Campañas, propuestas y planes

Por Carolina Alduvin, académica hondureña

Ceremonia de izada de bandera en Tegucigalpa.

El pasado lunes 1ro, Día de la Bandera en Honduras, arrancaron oficialmente las campañas proselitistas para los aspirantes a ejercer cargos de elección popular. De hecho, el partido de gobierno ha estado en campaña desde el día -2 cuando impuso a patadas a un espurio títere a presidir el Poder Legislativo, hasta su fallida marcha por el centro de San Pedro Sula, utilizando de forma abusiva e ilegal los recursos del Estado para promover a la mona que sólo predica mentiras, odio y el modelo económico más fracasado del planeta, que nada produce ni deja producir a sus ciudadanos. La candidata se limita a maldecir a un conjunto de familias, culpándolas de todos los males, sin proponer solución alguna y a proferir oprobios contra las Iglesias de mayor arraigo entre la población, todo sazonado con su natural antipatía.

Al no tener propuestas, siguen llorando por los hechos pasados, invocando los actos de corrupción de las recientes administraciones anteriores, como si su refundido partido no hubiera resultado más mentiroso, más corrupto y mucho más nefasto. Su único plan es seguir recibiendo instrucciones de sus narcotraficantes patrones, rendirle pleitesía, defenderlos antes de proteger a sus propios compatriotas, a empobrecer aún más a la población mientras asaltan a sus anchas el erario público, consumen la reserva estratégica de divisas y multiplican el endeudamiento, especialmente con acreedores a quienes no les importa el manejo transparente. No conformes con no haber cumplido las principales promesas de campaña, se conforman con pregonar que no se volverá a la narcodictadura, como si ellos no estuvieran financiados por tales traficantes.

Descalificaciones personales también son parte de su repertorio, si el contrincante no tiene cuentas pendientes con la justicia, no se le ocurre nada más que remarcar las características de personalidad que no son de su particular agrado, como si una opinión la calificara como estadista. Buscando la paja en el ojo ajeno, no alcanza a percibir la pestilencia que emana de su propia corrupción, notoria en todos los puestos públicos por donde se ha desempeñado, se engaña pensando que nadie va a tomar a mal el nepotismo con que se maneja. Comparte la fórmula nefasta centrada en que son los pobres quienes votan por ellos, por eso los multiplican, por eso dilapidan nuestros impuestos y el plan es confiscar, expropiar y pasar la riqueza del Estado y de los particulares a sus propias cuentas y bolsillos.

Jamás darán prioridad a la educación, les convienen los votantes ignorantes, hambrientos y enfermos; el plan es chantajear a la clase empresarial para permitirle seguir operando y, cuando la tengan convenientemente debilitada, dar el zarpazo. Por tanto, la reducción de la pobreza, jamás estará sus planes de gobierno, hemos visto como en todo lo que va de la presente administración se agrandan presupuestos y no se ejecutan. Para utilizar los recursos ahora, en las campañas proselitistas, por medio de marchas con ridícula convocatoria en la que se gastan millonadas comprando conciencias y posiblemente votos, pagando asesores para alterar los resultados del proceso electoral que, no sólo no les favorecen, sino que han decepcionado a tal grado a sus propios militantes, que hasta ellos los repudian.

Al no poder competir en buena lid, la campaña también incluye desde hace rato requerimientos fiscales a los opositores, justicia selectiva y vengativa. Para ello cuentan con bien amaestrados lacayos en la cúpula del instituto armado, en el Ministerio Público, en los otros poderes del Estado y en el órgano electoral. La candidata carece de liderazgo y de visión estratégica, al grado de admirar y venerar a uno de los líderes más nefastos del mundo, cuyo desempeño pretende replicar en nuestro país. Hay que ser muy corto de vista, talento y dignidad para votar por alguien tan nefasta. En esta ronda, hay que reconocerlo, no tenemos candidatos de ver; por tanto, lo más inteligente es apoyar a quien no comulga con corruptos ni con traficantes, ni con asesinos.

Hay planes de nación que nunca se ha tenido la voluntad de implementar, hay que favorecer a quien tenga autoridad moral y pueda, junto a un equipo de colaboradores dar soluciones a los grandes problemas de nuestra sociedad: combate a la corrupción y a la impunidad, tal iniciativa sólo puede ejecutarla quien no tema ser el primer capturado, que pueda resolver los problemas de inseguridad y falta de fuentes de empleo. El continuismo no es la solución, votos al cambio.

 

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