Argentina, próxima potencia mundial

Por Ariel Montoya, escritor y periodista nicaragüense.

Javier Milei en el despacho presidencial.

Aunque por ahora parezca un chiste de mala gana para comunistas, socialistas, estatistas e izquierdistas en general la realidad es que, de seguir con sus medidas económicas liberales y conservadoras y reduciendo el Gobierno, en pocos años, a pesar de tantas adversidades naturales y mentales, la nación argentina podrá convertirse en una potencia de primer mundo, Javier Milei lo está haciendo, y al hacerlo, como mandatario, está convirtiéndose en un referente mundial para bien de su país y para ejemplo para aquellas naciones paupérrimas y empobrecidas. 

De hecho, ya a principios del Siglo XX y en los albores de la Primera Guerra Mundial había sido una superpotencia que posteriormente devino en una economía  con serios problemas crónicos, estancada y con una endemoniada inflación, que, gracias al nuevo Gobierno, esta recuperándose. Los pronósticos oficiales sostienen un crecimiento del PIB de un 5.5 por ciento para este año, ¡Todo un milagro hecho realidad! Esto, ni soñarlo con tantos gobiernos peronistas desde 1946 y mucho menos con la populista y corrupta administración de los Kirchner.

Pero esta reactivación económica no ha sido fácil para Milei ni para quienes lo acompañan. Este, que irrumpió en la pasada campaña presidencial con un discurso agresivo, fuera de lo normal a nivel de protocolos, fuerte y claro en datos que evidenciaban el fracaso social existente y alumbrando con palabras altisonantes un cercano porvenir en el que anunciaba cambiar el rumbo de la historia, tuvo que enfrentarse a auténticas manadas populistas, a rebaños enteros de facinerosos vividores del Estado, a nubes enteras de periodistas (la pityprensa) y a turbas sociales encastadas en el populismo de izquierda para hacerse triunfador de las elecciones y comenzar lo prometido: llevar adelante profundas reformas para paliar la apabullante crisis social.

Tampoco lo será en el futuro inmediato. Sin embargo, las cosas vienen cambiando y es que, aun los mas incrédulos y algunos de los seguidores del matrimonio Kirchner, empiezan a comprender que la política cuando se ejercita con visión de bienestar y decencia, puede cambiar el rumbo de los pueblos, de pobres a prósperos.

De volver a ser lo que ya fue Argentina, Potencia Mundial, la administración Milei deberá seguir trabajando en varios esquemas de sus políticas públicas, siempre sobre la base de la creatividad estructural y estratégica, la que lo ha llevado a ser un sujeto de estudio en las ciencias políticas y la economía, contrario al caso de Nayib Bukele en El Salvador, quien a poco de haber iniciado su segundo mandato inconstitucional, ya agotó la narrativa de su discurso auto publicitario y personalista.

Si anteriormente el país creció gracias a las exportaciones principalmente de productos agrícolas —lo que hizo que al país lo llamaran “el granero del mundo”— y otros derivados de la ganadería como la carne,  lana,  trigo,  maíz,  lino, cueros, sebo entre otros dentro de su modelo agroexportador, en la actualidad algunos de estos continuarán exportándose, pues son parte esencial de su patrimonialidad, como la carne y sus derivados, pero también ahora están otros como petroquímicos, automotrices, pesqueros así como oro y plata.

Y aunque existan otros productos que emancipan la riqueza natural, nada de estos recursos naturales  serán  suficientes sino se construye un nuevo modelo de mentalidad, de “deslavado de coco” de tanto marxismo cultural impostor y de tanta infamia comunista, la auténtica autora de fracasos en cuántos países este sistema se ha implantado; se deben propiciar también reformas educativas que valoricen la meritocracia y la transparencia para que surja una sociedad de hombres libres.

Ya el politólogo y economista libertario y defensor de los postulados de la escuela austriaca, Axel Kaiser Barents-Von Hohenhagen ha señalado que Milei puede ser potencialmente “más que Margareth Thatcher” ya que Argentina se encontraba peor que el Reino Unido en la época de su Asunción. ¡Viva la Libertad Carajo!

 

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