El hallazgo se produjo a menos de 60 kilómetros de la sede de la ONU en Manhattan y, según las autoridades, se trató de una de las estructuras más grandes descubiertas en suelo estadounidense. La operación evitó un posible colapso de las redes móviles en uno de los momentos más críticos para la seguridad internacional.
El sistema desmantelado estaba conformado por más de 300 servidores SIM y más de 100.000 tarjetas ya activas. De haberse utilizado, podía bloquear llamadas al 911, dejar fuera de servicio las torres de telefonía celular e incluso enviar hasta 30 millones de mensajes de texto por minuto, generando un apagón digital en la ciudad.
Los investigadores señalaron que la red era parte de una operación más amplia que usaba este tipo de infraestructura para comunicaciones encriptadas. Sospechan que actores estatales extranjeros y grupos criminales, incluidos carteles y organizaciones terroristas, habrían utilizado el sistema para coordinar actividades ilegales.
Aunque no se detectó un plan directo para interrumpir la Asamblea General, el Servicio Secreto advirtió que las capacidades de esta red podían haber causado un caos similar al de los apagones de comunicaciones que se vivieron tras los atentados del 11 de septiembre y el maratón de Boston.
El director del Servicio Secreto, Sean Curran, aseguró que la misión de la agencia es preventiva y que operaciones como esta son fundamentales para proteger a los altos funcionarios y delegaciones extranjeras. “No se puede subestimar lo que este sistema podía hacer”, indicó el jefe de la oficina en Nueva York, Matt McCool.
Las autoridades alertaron además que este tipo de amenazas podrían replicarse en otras ciudades de Estados Unidos, por lo que las investigaciones continúan. El análisis forense de los más de 100.000 teléfonos simulados aún está en curso y tomará meses determinar el origen exacto y el alcance de la red desmantelada.