Costa Rica ha perdido más de 22 mil empleos turísticos en un año por caída de visitantes

La industria turística no ha logrado recuperar sus niveles prepandemia y enfrenta una crisis que ya deja más de 22 mil desempleados, la mayoría mujeres, y con casi la mitad de sus puestos en la informalidad.

Costa Rica aún no recupera el nivel de turistas previo a la pandemia. Foto ICT

Costa Rica perdió 22.170 empleos en el sector turismo entre el tercer trimestre de 2024 y el mismo periodo de 2025, reveló este miércoles el Observatorio Económico y Social (OES) de la Universidad Nacional (UNA). La caída afecta de forma directa a las comunidades costeras y rurales que dependen del turismo internacional, pero también refleja un menor dinamismo del turismo interno por pérdida del poder adquisitivo.

El dato se presentó durante el “Balance económico y social 2025 y desafíos para la próxima administración”. Según explicó la economista Roxana Morales, coordinadora del OES-UNA, la mayor pérdida de empleos se dio en la provisión de alimentos y bebidas, uno de los subsectores más representativos de la actividad turística.

“Es un efecto combinado entre la desaceleración del turismo extranjero y una menor capacidad de la población costarricense para destinar ingresos al ocio y el turismo”, señaló Morales.

Pese a intentos de recuperación, el país no ha logrado alcanzar los niveles de turismo previos a la pandemia. En 2019, las llegadas internacionales fueron de 2.566.443 personas. En lo que va de 2025, se han contabilizado 2.349.461, una diferencia de más de 217 mil turistas.

Solo entre enero y octubre de este año, la llegada de visitantes internacionales cayó un 1,8 % frente al mismo periodo de 2024, lo que representa 43.070 turistas menos. En particular, los turistas provenientes de Estados Unidos —principal mercado emisor— se redujeron un 1,9 %.

Esto se tradujo en una caída de $71 millones en el gasto turístico, lo que ha dejado a hoteles, touroperadores y restaurantes con menos ingresos y menos personal. Zonas como Manuel Antonio operan con personal mínimo, mientras que en La Fortuna se han reducido los cupos en tours por falta de guías, choferes y cocineros.

Empleo informal y desigualdad de género

Del total de personas desempleadas, 12.698 son mujeres y 9.472 hombres. Además, la informalidad alcanza al 49,2 % de quienes trabajan en el sector turístico. En el caso de las mujeres, la tasa de informalidad es del 58,5 %, mientras que en los hombres es del 38,9 %, lo que refleja una brecha estructural.

“El turismo genera una gran cantidad de empleo para personas con bajo perfil educativo, que difícilmente pueden integrarse a sectores más dinámicos como la manufactura avanzada o las tecnologías”, advirtió Morales.

El OES señaló que el tipo de cambio del colón y la política arancelaria de Estados Unidos han encarecido el destino para turistas extranjeros. A esto se suman problemas como la inseguridad, infraestructura deficiente, y la competencia de países del Caribe que ofrecen paquetes más económicos.

En lo interno, el turismo nacional también se ha contraído por la pérdida del poder adquisitivo de los hogares, afectando aún más a un sector altamente dependiente del consumo.

Frente al deterioro del panorama, el gobierno ha prometido agilizar trámites, mejorar infraestructura vial, reforzar la seguridad en zonas turísticas y aumentar la conectividad aérea con Norteamérica y Europa.

También se lanzó una campaña internacional para reposicionar al país como un destino seguro, accesible y sostenible. Sin embargo, el tiempo es clave: la temporada alta inicia en diciembre, y su éxito será determinante para evitar una nueva ola de despidos.

La situación abre un debate sobre el modelo turístico de Costa Rica, basado por décadas en una estrategia de alto valor agregado con enfoque ecológico y de experiencia.

Ese posicionamiento, aunque exitoso, también ha generado una vulnerabilidad estructural cuando cambian las condiciones del mercado, los precios o las percepciones de seguridad.

 

 

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