El árbitro y no el campeón acapara los reflectores de la final del fútbol salvadoreño

La discusión en redes sociales no es el Alianza, que se convirtió la noche del sábado en el máximo ganador del fútbol salvadoreño con 19 coronas, ni de la hombrada de jugar desde el minuto 40 con un hombre menos ni de un portero que se vistió de héroe. No… se habla de Iván Barton, el referí que enredó un juego con su indecisión.

Iván Barton, el árbitro salvadoreño, fue el protagonista de la final entre Alianza y Limeño en El Salvador.

En una final cargada de emoción, drama y penales, el fútbol salvadoreño encontró un inesperado protagonista: el árbitro Iván Barton. A pesar de que el Alianza se coronó campeón por décimo novena vez y escribió una nueva página dorada en su historia, el foco no está en los festejos albos ni en su aguante heroico con un hombre menos. Todo gira en torno a un escandaloso episodio arbitral que opacó la definición del torneo.

La escena se vivió en el minuto 81, cuando Nicolás González, delantero de Municipal Limeño, mandó el balón al fondo de la red. En primera instancia, el gol fue anulado por una supuesta posición adelantada señalada por el asistente David Morán. Hasta ahí, parecía una decisión normal en una final tensa. Sin embargo, lo que vino después desató la polémica.

Tres decisiones, una jugada, cero claridad

Iván Barton, árbitro central y representante salvadoreño en torneos internacionales, fue llamado por Morán para discutir la jugada. Luego de la conversación, revirtió su decisión y dio el gol por válido, provocando el júbilo de los aficionados de Limeño y el desconcierto en Alianza. Pero el desconcierto se transformó en incredulidad cuando, tras un tercer intercambio con el cuarto árbitro, Barton volvió a anular la anotación antes de reanudar el partido.

El desconcierto fue total. Sin VAR disponible, la falta de herramientas tecnológicas dejó expuestos los errores humanos, y el partido, que ya estaba cargado de tensión, se desfiguró entre la confusión arbitral.

Un papelón en vitrina

Más allá de lo técnico —el gol terminó bien anulado según el reglamento— lo que se cuestiona es el manejo de la situación. Cambiar 3 veces una decisión en una final, bajo la mirada de miles en el estadio y millones en casa, no solo siembra dudas sobre la preparación arbitral, sino que daña la imagen del fútbol nacional y del propio Barton, quien ostenta una carrera que lo ha llevado a arbitrar en Copas del Mundo y torneos de la FIFA.

David Morán, el asistente, tampoco salió bien librado. Sus titubeos iniciales condicionaron todo. Fue su banderín el que marcó la presunta posición adelantada y fue su falta de convicción la que arrastró al árbitro central al error. La coordinación arbitral, uno de los pilares del buen arbitraje, brilló por su ausencia.

Más allá del campeón

Alianza ganó, sí. Lo hizo con 10 hombres, con su portero encendido y en una tanda desde los 11 metros. Pero el análisis futbolístico quedó sepultado bajo el peso de una actuación arbitral errática que deslució una final que merecía cerrar la temporada con grandeza.

La polémica está servida. El fútbol salvadoreño tendrá que revisar más allá del marcador y preguntarse si está listo para confiar el espectáculo a un arbitraje que, sin VAR, no puede garantizar decisiones firmes en momentos decisivos.

Y mientras Alianza celebra su estrella número 19, la conversación nacional gira en torno a un silbato que sonó demasiado fuerte y en demasiadas direcciones.

El “bartonazo” del 2023 con México contra Honduras

No es la primera gran polémica del árbitro. En noviembre de 2023, el Barton protagonizó uno de los episodios más criticados del fútbol regional durante el partido entre Honduras y México, válido por los cuartos de final de la Liga de Naciones de la Concacaf. 

El encuentro, disputado en el Estadio Azteca, estuvo marcado por una polémica prórroga forzada gracias a una cuestionada decisión de Barton en los minutos finales del tiempo reglamentario, cuando agregó una cantidad inusualmente larga de tiempo de compensación —más de 9 minutos— que permitió el agónico gol del empate de México, llevando el partido al alargue.

La controversia no terminó ahí. Durante el desarrollo del encuentro, Barton fue señalado por un criterio inconsistente en las faltas y tarjetas, y por decisiones arbitrales que favorecieron notablemente al equipo local, encendiendo la furia tanto de los jugadores hondureños como de su cuerpo técnico. 

En redes sociales, la actuación del árbitro fue calificada como un “robo histórico”, mientras analistas deportivos de la región lo acusaron de haber cedido ante la presión del escenario. Para muchos, ese partido marcó un antes y un después en la credibilidad de Barton como árbitro internacional.

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